Franco Caraballo, barbero venezolano de 26 años, fue trasladado por sorpresa en avión desde un centro de detención de Texas a El Salvador, donde fue encarcelado junto con otros 200 migrantes venezolanos. Se les acusó de pertenecer a la banda Tren de Aragua, a pesar de que muchos no tenían antecedentes penales ni pruebas que los relacionaran con el grupo. El nombre de Caraballo desapareció del localizador de detenidos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), dejando a su esposa, Johanny Sánchez, angustiada y en busca de respuestas.
Las deportaciones se produjeron tras el uso por parte del presidente Trump de la Ley de Extranjeros Enemigos de 1798, que permite la expulsión de no ciudadanos sin recurso legal. Sin embargo, muchos de los deportados, incluido Caraballo, eran sospechosos erróneos de pertenecer a bandas por sus tatuajes u otras acusaciones infundadas. Las familias de los detenidos tienen dificultades para encontrar información, ya que El Salvador no dispone de un sistema en línea de seguimiento de los reclusos y el gobierno estadounidense ha pagado 6 millones de dólares para que los detenidos sean recluidos en cárceles de máxima seguridad de El Salvador.
El gobierno venezolano ha criticado las deportaciones, y existen pocos defensores de los detenidos debido a las limitadas relaciones diplomáticas entre Venezuela y El Salvador. Muchas familias trabajan ahora para reunirse con sus seres queridos, atrapados en un complejo proceso de inmigración.
Referencias:
Goodman, Joshua. Salomon, Gisela. “Immigrants disappear from US detainee tracking system after deportation flights” March 19, 2025.